La doctora en Economía y abogada estadounidense-británica, Ann Olivarius, invitada al Congreso Futuro 2018, es socia-fundadora de la firma de abogados transatlántica, McAllister Olivarius, y es especialista en casos de discriminación racial y de género. Como parte de sus actividades en Chile asistió a la primera reunión de la Comisión Igualdad de la U. de Chile, que se realizó el pasado miércoles 16 de enero en la Facultad de Economía y Negocios. En la oportunidad, dictó la charla “Historias de guerra, por una abogada en acoso sexual”.
Con el objetivo de informar sobre sus investigaciones en relación a abuso y acoso sexual en instituciones de educación superior y desde su experiencia como estudiante en la Universidad de Yale, la abogada Ann Olivarius, experta en acoso y discriminación sexual, presentó el “Informe sobre el estado de la Mujer en Yale” a la Comisión Igualdad, conformada por representantes de las diferentes Vicerrectorías, el Senado Universitario, la Dirección de Igualdad de Género junto a las Direcciones Locales, organizaciones estudiantiles, asociaciones de funcionarios y funcionarias, el Centro de Estudios Interdisciplinarios de Género de la Facultad de Ciencias Sociales y el Centro de Estudios de Género y Cultura en América Latina de la Facultad de Filosofía y Humanidades. La instancia abordó la implementación de políticas de género dentro de las universidades para la prevención, atención, sanción y erradicación del acoso y abuso sexual en centros educativos.
En la charla, la experta comparó el panorama actual con los resultados del “Informe sobre el estado de la Mujer en Yale”, en el que evidenció las prácticas de abuso de poder y acoso de parte de los profesores entre 1970 y 1977, años en que fue estudiante de dicha casa de estudios. Su investigación demostró que en la década de los setenta no existían métodos para desarrollar investigaciones ante casos de acoso o violación, ni medidas de protección para las víctimas o de sanción para agresores, razón por la que estos últimos no eran identificados y el acoso era una práctica normalizada.
Y, aunque han pasado más de 40 años de la realización de este informe, en la actualidad el acoso es una práctica que sigue ocurriendo. Según Olivarius, el 50 por ciento de las mujeres británicas han sido acosadas en el trabajo o en centros educativos, y se estima que una de cada tres mujeres que asisten a universidades en Estados Unidos o el Reino Unido serán acosadas durante sus años de estudio.
Para entender las medidas que la abogada propone para el tratamiento de estas situaciones, expuso el caso de dos profesores. El primero: Florian Jaegger, un renombrado profesor e investigador de ciencias cognitivas de la Universidad de Rochester, acusado de acoso sexual y de imponer una “cultura del silencio” que, según relató Olivarius, utilizaba su status y poder para manipular a sus víctimas a través de amenazas, revisiones negativas o malas cartas de recomendación. En este caso “16 mujeres tuvieron que cambiarse de carrera, pues la única forma de evitar ser acosadas era cambiar de área de investigación”, explicó.
El segundo caso: Gabriel Piterberg, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), quien se defendía de las acusaciones de acoso sexual diciendo que eran “consentidas” por las estudiantes.
Los casos expuestos por la abogada dan cuenta de la importancia de la existencia de protocolos de acción ante casos de acoso sexual y organismos que reciban denuncias y brinden asesoría, además de acompañamiento para personas afectadas por acoso sexual o violencia de género. Sin embargo, la abogada va más allá, planteando la necesidad de implementar lo que denomina un “Código de Conducta Uniforme” con prohibición absoluta de contacto sexual entre profesores y estudiantes de pregrado, y entre profesores y estudiantes de postgrado de la misma disciplina; sesiones de entrenamiento regulares sobre las normas de conducta; auditorías externas obligatorias; estudios de comparación con otras universidades; repositorio central de informaciones; servicios de informes en línea que conecten a personas que hayan presentado quejas hacia el mismo individuo; reporte obligatorio a un organismo gubernamental; y finalmente, sanciones financieras para las instituciones que no hagan cumplir dichos reglamentos.
Olivarius también expuso sobre la importancia de hablar sobre consentimiento en centros educativos, explicando que desde primer año las y los estudiantes deberían asistir a talleres de educación y concientización en la materia: “Es necesario entender que en casos donde hay jerarquía de poder, la línea a veces es confusa, por eso hay que partir desde la prohibición del contacto sexual”. La experta explicó que en Yale esta medida se realiza a través de talleres de actuación, en donde representan diversas situaciones y los estudiantes identifican cuándo existe o no consentimiento.
“El costo de la inacción es real y devastador, el acoso sexual y la violación tienen que terminar en Chile y el resto del mundo”, dijo la abogada, agradeciendo a su vez la invitación a la instancia. “Espero que podamos trabajar juntos, para que todas las personas, hombres y mujeres, puedan participar de manera plena y significativa en nuestras sociedades”, concluyó.