Durante la ceremonia de conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la directora de Igualdad de Género, Carmen Andrade, se refirió al trabajo realizado por esta unidad durante el último año. En su presentación, destacó la publicación de la Política de Igualdad de Género, realizada en conjunto con el Senado Universitario, y la segunda fase del proceso de certificación en estándares de igualdad de género con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
“Como sabemos, las instituciones de educación superior no son neutras en la construcción social del sistema de relaciones de género, ya que reproducen las pautas culturales de las sociedades patriarcales en las que están insertas. Sin embargo, si toman la decisión política de hacerlo, pueden ser palanca de la transformación social contribuyendo a erradicar las injustas discriminaciones de género. Esta decisión la tomó hace ya varios años la Universidad de Chile y ha tratado de actuar en consecuencia, desarrollando sistemáticamente políticas y medidas antidiscriminatorias”. Estas palabras fueron parte del discurso realizado por la directora de Igualdad de Género, Carmen Andrade, en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en la U. de Chile.
Durante su alocución, repasó algunos de los principales avances de la institución en materia de igualdad de género, destacando la aprobación y publicación de la Política Integral de Igualdad de Género, así como la incorporación de criterios de género en la Política de Investigación, Creación Artística e Innovación y en la Política de Buenas Prácticas Laborales. A estos marcos normativos se suman, además, la Política de Prevención del Acoso Sexual y a la Política de Corresponsabilidad Social en el Cuidado, ambas aprobadas en 2017.
Andrade relevó también que, actualmente, 17 de las 20 unidades académicas del plantel cuentan con oficinas o direcciones de género, las que “juegan un rol clave en el diseño y ejecución de estas iniciativas. Aunque se requiere aún fortalecerlas, en dotación de personal y de recursos”.
Educación con perspectiva de género
“Los procesos formativos, que conforman el núcleo de la tarea universitaria, inciden significativamente en la formación de personas, de profesionales y en el modelamiento de las profesiones. Los contenidos y prácticas educativas crean e institucionalizan normas y valores que legitiman roles y estereotipos de género. Su transformación, por ende, resulta fundamental para erradicar el sexismo y la violencia en la educación superior”, señaló respecto a la actualización del Modelo Educativo, al que se le incorporó un principio y una competencia genérica de igualdad de género y no discriminación. “En consecuencia, la Vicerrectoría de Asuntos Académicos y diversas facultades están avanzando en instalar orientaciones de género en la docencia, las competencias y perfiles de egreso en algunas carreras, para integrar las nuevas directrices del Modelo Educativo”, agregó.
Destacó, asimismo, los diplomados impartidos por la Dirección de Igualdad de Género, dirigidos a académicos y funcionarios/as de la Universidad. “En esta ruta, la formación en género es una estrategia fundamental, por ello los módulos de inducción para estudiantes nuevos, para tutores estudiantiles y para nuevos docentes, así como el 20% de los cursos de formación general. Junto a los cursos electivos u obligatorios sobre temas de género, diversidades, feminismos, forman parte hoy de la oferta educativa regular en diversos institutos y facultades y esperamos que se amplíen a todas las carreras”.
A lo anterior, se suma la labor formativa que realiza la Universidad a través de los tres cursos de especialización y 18 diplomados que imparten diversas unidades académicas, así como los dos programas de magíster que desarrollan los centros de estudios de género de la institución.
Corresponsabilidad social en los cuidados
“Impulsar el desarrollo igualitario de la carrera estudiantil, académica y laboral de hombres y mujeres es otro de los desafíos asumidos por la Universidad. Esto ha significado abordar las principales barreras de género que enfrentan las mujeres, dado que siguen siendo las principales responsables de la reproducción social. La Universidad de Chile comparte el principio de corresponsabilidad social, y asume que las tareas de cuidado deben ser responsabilidad del Estado y sus instituciones, del sector privado y de hombres y mujeres en los hogares”, expuso en relación a la Política Universitaria de Corresponsabilidad Social en el Cuidado, desarrollada en conjunto con el Movimiento de Madres y Padres Universitarios, que regula los derechos de estudiantes de educación superior embarazadas o con responsabilidades de cuidado personal.
“En este marco, relevamos que 205 estudiantes madres y padres (131/ 74) hayan accedido a medidas tales como pre y postnatal estudiantil, permisos por atención médica de hijos/as, flexibilidad académica y prioridad en la toma de ramos”. Asimismo destacó que en 13 unidades académicas se ha instalado infraestructura para facilitar las tareas de cuidado, tales como mudadores y lactarios, que 53 estudiantes han recibido la Beca de Apoyo Preescolar o la Beca de Apoyo Parental, que implementa la Dirección de Bienestar Estudiantil, y que los hijos e hijas de 35 estudiantes han tenido acceso preferente a los dos establecimientos de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) ubicados en campus universitarios. “Y, sobre todo, destacamos el compromiso asumido por la Subsecretaría de Educación Parvularia para finalizar durante este año la construcción de los dos jardines que se encuentran pendientes, lo que permitirá contar con establecimientos para la primera infancia en cuatro de los cinco campus”, agregó.
Acoso sexual, violencia de género y discriminación
“La erradicación del acoso sexual y la violencia de género ha sido un foco central de ocupación para la Universidad. Por ello, junto a las representantes del movimiento estudiantil feminista, pusimos en marcha una política integral de prevención y un Protocolo de Actuación. Esta experiencia de la Universidad de Chile fue una de las referencias consideradas en el Congreso para elaborar la ley Nº 21.369, que promueve políticas integrales de prevención, investigación y sanción del acoso y la violencia y la discriminación de género en las instituciones de educación superior”.
En el marco de esta política, durante el año 2022 se realizaron Cursos de Formación General sobre género y violencia. Asimismo, operó una red de profesionales de primera acogida en todas las unidades académicas, se cursaron 34 denuncias en la Unidad de Investigaciones Especializadas, se prestó asesoría y acompañamiento a 63 personas en la Oficina de Atención de la Dirección de Género y se derivaron 34 personas al Servicio Médico Estudiantil para atención psicológica reparatoria. Por otra parte, 1.286 personas participaron en talleres, charlas y jornadas sobre violencia y acoso, y 285 nuevos funcionarios tomaron parte en un curso de inducción.
Pese a estos avances, Andrade señaló que “la tarea está lejos de concluir. Estamos conscientes que las denuncias siguen siendo pocas en relación a la prevalencia del problema, y tenemos aún que resolver el problema de la demora en las investigaciones. Por ello, valoramos los esfuerzos que están haciendo la Dirección Jurídica y la Prorrectoría para lograrlo. También, para fortalecer la prevención, en coordinación con la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, se ha diseñado un Programa formativo sobre Nuevas Masculinidades, que incluye cursos, talleres de prevención y atención socioeducativa a jóvenes para evitar las conductas machistas y violentas”.
En materia de discriminación, en tanto, la directora destacó que la Universidad fue pionera en el reconocimiento del nombre social de las personas trans, incluso antes de la promulgación de la ley de identidad de género, y que durante el año, 50 personas ejercieron este derecho haciendo uso de la circular “Mara Rita”, lo que asegura el respeto a su identidad de género en la vida universitaria. Junto a lo anterior, anticipó que con el fin de generar mayor conocimiento sobre el fenómeno de la violencia de género en contexto universitario y mejorar las políticas de prevención, se lanzó la segunda encuesta sobre discriminación de género, acoso y violencia sexual.
“Sello Genera Igualdad”
Respecto al proceso de certificación del “Sello Genera Igualdad”, impulsado junto al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), destacó que “intervenir contra las desigualdades y discriminaciones supone una acción integral del conjunto de la Universidad. Este fue precisamente el sentido que tuvo la certificación, y que nos permitió ser la primera universidad del país y de la región certificada en estándares de igualdad de género”. Cabe destacar que, en el marco de ese trabajo, se incorporó la perspectiva de género en todas las áreas del quehacer universitario, en las políticas, en las bases de concursos, en las publicaciones y estadísticas, se desarrollaron programas formativos, se aumentaron los cursos sobre género y diversidades, se modificaron normas y reglamentos, y se elaboraron instructivos académicos, entre otros.
El Sello Genera Igualdad es un modelo de transversalización de género en instituciones de educación superior que la Universidad busca poner a disposición de otras universidades y actores del sistema de educación. A partir de este proceso, se publicó un libro que fue entregado durante la ceremonia a Marco Antonio Ávila, ministro de Educación; Verónica Figueroa, subsecretaria de Educación Superior; Claudia Pascual, senadora y presidenta de la Comisión de la Mujer del Senado; Juan Santana, diputado y presidente de la Comisión de Educación de la Cámara Baja; además de representantes del Consorcio de Universidades del Estado de Chile (CUECH).
“Creemos que si procesos como el Sello Genera Igualdad se expandieran a todo el sistema universitario, si el gobierno adoptara esta experiencia, la perfeccionara y la transformara en un bien público, se podría replicar en todas las Universidades ajustándola a sus características. Se podrían también incorporar sus contenidos centrales en los criterios de acreditación universitaria. De este modo, estaríamos dando un gran paso hacia la igualdad sustantiva”, enfatizó Andrade.
Finalmente, señaló que “reafirmamos nuestra voluntad y compromiso de seguir construyendo espacios educativos libres de violencia, de discriminación, y de redefinir los resultados de la formación universitaria. Esto es, el tipo de profesional y su ejercicio laboral, aportando al pensamiento crítico sobre las diversas formas de discriminación y trasmitiendo valores de respeto a la diversidad, equidad e igualdad”.
Texto: Barbara Paulsen – Periodista DIGEN